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julio 27, 2012

¿Soñar es gratis?


Soñar es gratis, ¿cuándo lo privatizan? así rezaba un letrero manifestando la inconformidad con una situación en la que el acceso a los derechos públicos básicos se encuentra en peligro en España. El pequeño letrero, que una mujer sostenía en la tierra, contrastaba con una inmensa imagen de una bella mujer en bikini que se elevaba como queriendo tocar el cielo… sueño de verano de cielo azul, sol y playa.

La imagen de la mujer en bikini, seguramente retocada en Photoshop, anunciaba el verano o mejor dicho, anunciaba el “summer time”, ya que seguramente es más “cool” o “guay” anunciar el verano en inglés, en el “El Corte Inglés”… a pesar de que este almacén se encuentra cerca del centro vital de la capital española: la Puerta del Sol.

El letrero y la imagen publicitaria representan dos sueños que reflejan aspiraciones y deseos propios de nuestra sociedad contemporánea. El letrero de protesta levantado en “Plaza del Sol” reivindica la gratuidad de los sueños; mientras la imagen publicitaria de la mujer en bikini invita a soñar en el sol veraniego, calor y playa. Pero este último sueño no es tan gratis, ya que tras el verano se han creado una serie de necesidades propias del mercado: el traje de baño de moda, las últimas gafas de sol, las chancletas de moda, los accesorios y la infaltable “operación bikini” en la cual se rinde sacrificio en los en los altares del gimnasio o el quirófano para ganar el acceso al paraíso de lucir una figura perfecta.

Me pregunto si realmente “soñar es gratis” o si algunos de nuestros sueños se han modelado por el mercado, de tal manera que no están solo privatizados, sino vendidos y expuestos en la vitrina del deseo que nos dice: ¡compra, compra!

El mundo actual, con su lógica de mercado, nos ofrece nuevas formas del “fetichismo de la mercancía” en el cual se toma una cosa por otra (quid pro quo) ya que soñamos con una libertad en la que haya posibilidad de elección, pero se nos ofrece elegir y sentirnos libres para escoger… ¡en el supermercado! Así, tenemos la ilusión de que somos libres sin darnos cuenta de que estamos alienados. Es así como la alienación además de producirse por causas externas (económicas, políticas, etc.) también se genera a partir de nosotros mismos: nuestros deseos que son copias de deseos impuestos por la moda [1].

El soñar en otro mundo posible, implica soñar nuevas condiciones económicas, políticas y sociales. Pero también implica no quedarse en una exterioridad, es necesario rebelarnos también en nuestra interioridad: nuestras mentes y corazones que también quieren ser conquistados por el mercado. Como dijo José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente del Ecuador y otras tantas veces derrocado: “¿Queréis revolución?... Hacedlo primero en vuestras almas”.

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[1] Según René Girard, el deseo humano elige sus objetos por “mediación”. Es decir, antropológicamente el ser humano configura sus deseos gracias a otros deseos ajenos mostrados por diversos modelos: padres, maestros, amistades, etc. Ahora bien, impera en nuestra sociedad la idea de que el deseo tiene que ser auténtico y único, desconociendo así los mecanismos de mímesis (copia) del deseo. Así, la moda no es más que el copiar el deseo de otros con la ilusión de que al seguir la moda somos únicos y originales.

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