En las próximas líneas compartiré mi viaje entre Quito – Guayaquil – Madrid – Londres realizado hace un mes. Llegué casi tres horas antes al aeropuerto de Quito, porque me habían advertido que el chequeo era lento. Luego de una hora de espera en Guayaquil, entramos al avión rumbo a Madrid. En total estaríamos unas 250 personas. Junto a mí se sentó un italiano que con buena voluntad intentaba hablar español. Era la primera vez que cruzaba el charco del Atlántico hacia América y vino a conocer Esmeraldas, lugar de procedencia su esposa ecuatoriana.
Al llegar al aeropuerto de Barajas en Madrid, los pasajeros fuimos a registrarnos en el control policial. Había dos filas: una para los “comunitarios” y otra para los “no-comunitarios” [1]. Por si acaso alguien no leía las indicaciones, había un vigilante que gritaba estrepitosamente: “Los no comunitarios a la iizzquierrrdaaa”. Luego de una larga espera, presenté mi pasaporte que tenía dos visas: británica y española. El policía me vio como extrañado al ver en el pasaporte de un ecuatoriano con dos visas. Luego de revisar, me dijo que me embarque en la puerta S-48. Con todo, yo no contaba con que había otro control policial... otra vez el mismo procedimiento: deje la maleta, quítese la correa, deje las monedas… El oficial español quedó mirando mi maleta por los rayos X y me preguntó: ¿Lleva un crucifijo? - Sí, le contesto. Me deja pasar como si dejase entrar un potencial peligro para las tierras europeas…
Llegué atrasado a la puerta asignada pero por suerte había unas siete personas que también habían llegado tarde. De lo que puede observar, todos éramos latinoamericanos y la mayoría eran colombianos. No resulta difícil adivinar porqué nos atrasamos. Simplemente había una larga fila de espera para nosotros los no comunitarios y más preguntas si se trataba de latinoamericanos. La aerolínea entendió nuestra situación, por lo que a pesar de que nuestro avión ya estaba en la pista, mandaron a vernos en un bus aeroportuario. Al ser los últimos, evidentemente incomodamos a otros pasajeros. Con todo, un gringuito al vernos llegar nos dijo comprensivo: “Don’t worry, it happens also in the US”.
Una vez en el aeropuerto Heathrow – LHR de Londres, pasé por el control policial y fui a recoger mi maleta. La cinta rodaba y rodaba pero nada que aparecía la maleta. Quedamos pocas personas que, luego de una larga espera, fuimos al puesto de reclamación. Nos hicieron llenar un formulario y nos informaron que debido al atraso, nuestras maletas llegarían al día siguiente.
Hasta aquí mi relato que se generó entre aeropuertos, controles migratorios y salas de espera. Ahora me permito unas líneas reflexivas. El antropólogo Marc Augé afirma que un “no-lugar” es “un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico” [2]. Como ejemplificación de dichos espacios están los aeropuertos. Esto puede ser verdad para un francés, que no pasa las mismas penalidades aeroportuarias que tiene que pasar un latinoamericano. Un aeropuerto europeo para un “comunitario” es de hecho un lugar anónimo, sin memoria, sin relacionalidad. Mientras para un “no-comunitario” el aeropuerto puede convertirse en un lugar que pasa a configurar su identidad narrativa, un lugar relacional en el que si bien no se establece una relación de reconocimiento, se establecen claramente relaciones de poder.
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[1] Países "no comunitarios" son aquellos países que no pertenecen a la Unión Europea, y por lo tanto no disfrutan de las facilidades migratorias y comerciales que tienen los países comunitarios. La lista de países no comunitarios se encuentra en: List of non-EU countries.
[2] AUGÉ, Marc, Los “no lugares”. Espacios del anonimato, Gedisa, Barcelona, 2000, p. 83.
Prezado Maurício,
ResponderEliminarsua causa em defesa dos migrantes, torna-se animador para todos os que lutam pelo novo céu e nova terra. Parabéns pelo Blog e pelo texto. Abraços,
Daniel Higino
Comunitarios y no comunitarios, enmarca un tema migratorio de selección de matices humanos con historias reales que van desde la obtención de un visado, "Entre salas de espera y controles migratorios" y con un sueño que se haga realidad la "ciudadanía universal" sin fronteras.
ResponderEliminarUn interesante artículo. Gracias por compartirlo.
Al leer tu reciente experiencia de "no comunitario" y ante la proximidad de mi viaje a Europa mi primer pensamiento fue: "cuando ellos viajan a latinoamérica deberíamos hacerles pasar pr lo mismo" pero luego pensaba que un aeropuerto puede ser considerado como una metáfora de la vida y que cada experiencia, mía o ajena, debería ayudarme a enriquecer mi corazón y a ver más allá.
ResponderEliminarCreo que en primera instancia siempre quisieramos ser parte de los "comunitarios" tener dinero para viajar por la vida en primera clase, contactos sociales y económicos para evitarnos malos ratos,... pero tal vez es mejor ser parte de los "no comunitarios" y así tener el alma sensible para comprender al de 4ta clase que pide limosna en la esquina, que duerme bajo unos cartones, que no tiene para la comida de la semana ni para las medicinas, ...
Así que como Armida pienso en una Ciudadanía universal y espero que todos seamos parte de esa lucha y construcción.
Peregrino... se me ha quedado en la mente la idea un "no lugar", un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional, ni como historico.... entonces un lugar donde una persona es un ser humano, como un hoja en blanco.... pero la verdad es que un aeropuerto es el lugar donde mas etiquetas existen... comunitario y no comunitarios, migrante y no migrante, legal o ilegal.... aplaudo la idea de una ciudadania universal
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