En el centro de Belo Horizonte se encuentra la terminal de buses que conecta con otros estados de Brasil. En medio de esta afluencia migratoria se encuentra la realidad de la prostitución.
La sociedad por un lado incentiva la prostitución (generando lucro a costa de la mujer) pero por otro lado la misma sociedad rechaza esta actividad. Quien está en la prostitución como medio de vida, generalmente tiene toda una historia de maltrato familiar, falta de educación, pobreza, discriminación, todo esto en un ambiente machista que a la vez se aprovecha de la mujer y la condena. Como dice una parte de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz:
Esta realidad no cambia simplemente con discursos políticos puritanos o sermones moralistas… más bien se requiere acción. Esto fue lo que hizo la Iglesia Católica en Brasil al apoyar desde hace más de 25 años la “Asociación Pastoral de la Mujer Marginalizada” (APMM) en donde colaboro como voluntario desde hace medio año. La APMM a pesar de ser una iniciativa eclesial donde colaboran jesuitas, hermanas oblatas, etc., involucra también a actores civiles y estatales en un trabajo conjunto.
La APMM tiene sus instalaciones cerca de la terminal de Belo Horizonte. Allí se encuentra el “Cantinho da Paz” (Rinconcito de Paz) donde las mujeres encuentran un espacio de escucha, acogida y dejan de sentirse objeto para sentirse valoradas como personas. Además, se trabaja en el fortalecimiento de la autoestima de las mujeres al realizar actividades comunitarias, artísticas, espirituales y de capacitación.
La prostitución es un tema del que no se habla y se oculta. El callarse fomenta el ocultamiento de la ciudadanía, y con ello el ejercicio de los derechos. En este sentido, la APMM pretende el fortalecer la ciudadanía para que la mujer sea sujeto social y así, dueña de su propia vida.
La sociedad por un lado incentiva la prostitución (generando lucro a costa de la mujer) pero por otro lado la misma sociedad rechaza esta actividad. Quien está en la prostitución como medio de vida, generalmente tiene toda una historia de maltrato familiar, falta de educación, pobreza, discriminación, todo esto en un ambiente machista que a la vez se aprovecha de la mujer y la condena. Como dice una parte de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz:
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis (…)
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis (…)
Esta realidad no cambia simplemente con discursos políticos puritanos o sermones moralistas… más bien se requiere acción. Esto fue lo que hizo la Iglesia Católica en Brasil al apoyar desde hace más de 25 años la “Asociación Pastoral de la Mujer Marginalizada” (APMM) en donde colaboro como voluntario desde hace medio año. La APMM a pesar de ser una iniciativa eclesial donde colaboran jesuitas, hermanas oblatas, etc., involucra también a actores civiles y estatales en un trabajo conjunto.
La APMM tiene sus instalaciones cerca de la terminal de Belo Horizonte. Allí se encuentra el “Cantinho da Paz” (Rinconcito de Paz) donde las mujeres encuentran un espacio de escucha, acogida y dejan de sentirse objeto para sentirse valoradas como personas. Además, se trabaja en el fortalecimiento de la autoestima de las mujeres al realizar actividades comunitarias, artísticas, espirituales y de capacitación.
La prostitución es un tema del que no se habla y se oculta. El callarse fomenta el ocultamiento de la ciudadanía, y con ello el ejercicio de los derechos. En este sentido, la APMM pretende el fortalecer la ciudadanía para que la mujer sea sujeto social y así, dueña de su propia vida.
Hola Peregrino,
ResponderEliminarGracias por tu comentario en mi blog, siepre es interesante el punto de vista de personas con experiencias difirentes y/o parecidas a las de uno. En cuanto a eso de los muros, creo que tienes mucha razón: abundan en sociedades con mucha desigualdad. Yo soy sueca, (o sea, no vivo en Suiza sino en Suecia), y diría que Suecia es un país relativamente igualitario, y aquí no se ven muchos muros.
Me parece exelente que apoyas trabajando con la organización que describes en tu entrada. La prostitución es para mi la prueba más clara de que vivimos en una sociedad machista y conlleva mucho sufrimiento para las involucradas. Mucha suerte y hasta la próxima
Saldos
Saga