Hoy se celebra en muchos lugares del mundo el día de la madre. Además se celebra la fiesta de Pentecostés en la cual se conmemora la venida del Espíritu Santo a la primitiva comunidad cristiana (Hech. 1,13-14; 2,1-11). ¿Qué tienen en común las madres y el Espíritu Santo?El teólogo José Comblin en su libro sobre el Espíritu Santo afirma que, si bien Dios no tiene sexo, nuestras palabras para hablar de Dios se refieren a género. En la Biblia, Dios se presenta con características femeninas y masculinas. Por ejemplo, Dios tiene características maternas (Is 66,13; Sal 131,2) y a la vez es "Padre Nuestro" (Mt. 6,9). Además, la Biblia al referirse al Espíritu divino usa palabras que corresponden a formas de actuar habitualmente referidas a la maternidad y a la feminidad en general: inspirar, ayudar, apoyar, cubrir, hacer nacer.
En su origen remoto, la palabra "Espíritu" era femenina. En el Antiguo Testamento (cuya lengua original es el hebreo) la palabra Espíritu (ruah) es de género femenino. Con este sustantivo femenino se da a entender el poder y acción creadora y vivificadora de Dios (Gen. 1,2; 2,7). El Nuevo Testamento al referirse a Espíritu usa la palabra griega "pneuma" que es de género neutro (es decir ni masculina, ni femenina). Al pasar al latín, este sustantivo se masculinizó (Spiritus).
Para Comblin, el Espíritu Santo representa el amor maternal de Dios. Y en el amor (primer don del Espíritu Santo) se contienen todos los demás dones divinos. Entonces, hoy celebramos el día de la madre en su pleno sentido por cuanto así como Dios tiene características femeninas y genera vida, una madre es aquella que participa de esa generación. Esta maternidad va más allá de la concepción de hijos ya que hay mujeres que no tienen hijos(as) ¡pero son madres! ¿Por qué? ¡Porque ellas generan creatividad, ternura, cuidado y vida a su alrededor!
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